Viaje a Bangkok
Estamos en el año 2554 pero no hay naves voladoras, la gente del lugar
inhala sin parar unos aparatos extraños y miles de tiendas con logo 7-11
inundan la ciudad….. Tranquilos no estamos en una entrada de ciencia
ficción: Bienvenidos a Bangkok, Tailandia. Es 18 de septiembre y
cruzamos la frontera Camboya-Tailandia. Contratamos un bus que por 8
dólares nos lleva desde Siem Riep, Camboya, 4 horas hasta la frontera
Tailandesa y después de otras 3h más nos deja en Bangkok.
Curiosamente los tailandeses se rigen por otro calendario diferente al
nuestro. Para ellos estamos en el año 2554 y es curioso ver como en las
“ITV’s” de los vehículos pone esta fecha. Conducen furgonetas o
“rancheras” extra modernas , rollo “Ranger de Texas”, con cristales
tintados a toda velocidad y de modelos que no hemos visto antes en
Europa (todo a lo grande) mientras inhalan sin parar mentol (como los
que utilizamos cuando estamos resfriados), están totalmente enganchados!
Eso sí, Bangkok, y el resto de Tailandia está plagado de tiendas de la
cadena americana Seven Eleven, de los cuales hay que decir que los
Tailandeses son grandes consumidores y reconocemos que va bien de vez en
cuando tener agua o un café fresquito y seguro disponible en estas
tiendas.
Llegamos a Bangkok y nos dirigimos a la famosa calle Kao San . Todo el
mundo la conoce y dicen que es la calle más famosa de mochileros de todo
el mundo. Al llegar allí nos esperábamos más alojamiento, más gente
mochilera autentica y aunque sabíamos que íbamos a encontrar turismo, nos decepcionó bastante. Para que nos hagamos una idea la calle
Kao San es una calle ruidosa llena de establecimientos de ropa
hippie-americana que solo utilizamos los extranjeros, plagada de puestos
de comida callejera con precios elevados y con cientos de bares a lo
“guiri” con grandes carteles con los precios de la cerveza y fiesta
nocturna. Los masajistas de los centros de masaje te llaman para que te
atrevas a hacerte un masaje de piernas o uno tailandés mientras las
señoras con gorros tradicionales se empeñan en venderte artesanía o las
típicas ranas de madera que suenan como tal, a la vez que los tatuadores
intentan venderte un tatuaje o los indios un traje a medida. En fin, la
calle Kao San, e inclusive la paralela a esta la cual es prima hermana,
es un lugar curioso que seguramente años atrás tenía su esencia
mochilera pero que ahora está más enfocada al turismo.
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